La veneración de los alosneros a San Juan Bautista se pierde en el tiempo. Sin embargo, el culto al santo no queda oficialmente instituido en Alosno hasta época reciente, cuando el 8 de enero de 1958 fue erigido canónicamente como Patrón del pueblo. Desde antes de la Guerra Civil existe constancia de dos importantes devociones promovidas por distintas familias locales: San Juan Bautista y San Antonio de Padua. Se trataba de devociones fomentadas por grupos familiares y de parentesco con cierto prestigio social y solvencia económica, hasta el punto de llevar a cabo expresiones públicas como rezos, rogativas y procesiones por las calles de la localidad. Asimismo, dos danzas se realizaban en honor a cada santo: la danza de los cascabeleros a San Juan y la de espadas a San Antonio. Los danzadores eran hombres miembros de estas familias o bien allegados muy directos, y tanto los derechos como los conocimientos de la danza se trasmitían por herencia decayó, la de San Juan Bautista se mantuvo y extendió al conjunto de la población.

A principios del siglo XX, los devotos de San Juan Bautista componían una agrupación de fieles de carácter informal, principalmente impulsada por Antonia Peral. La constancia de esta mujer hizo que durante años se mantuvieran las celebraciones de San Juan, con danza de los cascabeleros incluida y organizando, además, una comida, una caldereta que todos compartían. La labor de esta alosnera, fue seguida, después, por una serie de personas que fueron adquiriendo diferentes responsabilidades y aportando los recursos que disponía para poder realizar las celebraciones festivas: José Limón, los hermanos Borrero, Diego Real, Juan Escalera, o Juan Bautista Caballero, entre otros. En Alonso, a estos históricos promotores de San Juan se les denominan devotos de raíz.

En 1957, cuando ya estaba establecida la nueva diócesis de Huelva, el grupo de devotos que había continuado y se había ampliado con el tiempo, funda la Hermandad de San Juan Bautista, lo que supone un importante impulso para que este santo fuera nombrado patrón de Alosno, hecho que ocurre un año después. Ya entonces, la imagen de San Juan Bautista está estrechamente ligada a la danza de los cascabeleros que se interpreta en su honor, de manera que San Juan Bautista, su fiesta y la danza de los cascabeleros forman tres elementos interrelacionados que actúan conjuntamente y por separado como símbolos irrefutables de la identidad comunitaria.

J. Caro Baroja (1979), en su interesante y detallado análisis de las fiestas de San Juan en España, relacionaba la simbología litúrgica y hagiográfica atribuida al santo (por el bautismo de Cristo y ser el iluminado «precursor de la Luz») con las especiales características del solsticio de verano en el ciclo anual, su cosmología e interpretaciones míticas. Esta conjunción sincrética se refleja en las creencias y elementos rituales presentes en las fiestas de San Juan: agua, fuego, sol, árbol y enramadas.

No es de extrañar que en una población tradicionalmente agrícola y pastoril como Alosno, el día de San Juan tuviese cierta repercusión al ser considerado, además, fecha en que terminaba el año de servicio. M. Garrido Palacios indica que San Juan fue en Alosno día de cobro de pastores y de pago de diezmos y primicias, lo que en buena parte se saldaba en especie. Todo ello ocasionaba un importante trasiego de gentes y de bienes que suponía una ruptura de la cotidianidad, es decir, un acontecimiento festivo. Esto, unido a las posteriores manifestaciones públicas de religiosidad a San Juan promovidas por algunas familias, con procesión y danza, extendieron la devoción al santo entre gran parte de la población.

En la actualidad, las fiestas patronales en honor a San Juan Bautista destacan en el ciclo festivo anual de Alosno por su dimensión participativa, su repercusión en la organización social de la comunidad e incidencia en el sistema simbólico global. Entre los componentes del ritual festivo, la danza de los cascabeleros se entiende como una manifestación de devoción, quizá la más importante junto con la misma imagen del santo, puesto que no se concibe la fiesta sin su presencia. Es decir, la danza sería lo que V. Turner (1990: 33) denomina, un «símbolo dominante» imprescindible para que el ritual tenga eficacia. El estrecho vínculo entre San Juan y la danza hace que los alosneros no puedan imaginar San Juan sin pensar en la danza. Por otro lado, está el axioma incuestionable de que la danza se realiza en honor a San Juan Bautista, de hecho únicamente puede interpretarse en actos relacionados con San Juan, salvo excepciones autorizadas por la Hermandad (en algún festival de danza o certamen cultural). Ahora bien, siempre que se danza debe estar presente algún emblema representativo del Santo, como el estandarte o la bandera.

Tras constatar la interrelación existente entre la danza y San Juan, sería lógico que se titulara según el santo al que rinde honor, o sea, «Danza de San Juan Bautista». Sin embargo, paradójicamente, la denominación por la que generalmente se la reconoce es «Danza de los Cascabeleros». Los alosneros han integrado esta danza en su discurso con un planteamiento a modo de doble sinécdoque en su acepción de «el todo por la parte». Primero, a los danzadores se les nombra por una parte de su indumentaria. Son «cascabeleros» debido a las cascabeleras que llevan, unas abrazaderas ajustadas a los tobillos repletas de pequeños cascabeles engarzados. Segundo, la danza toma el nombre de los danzadores y, por consiguiente, del elemento de su indumentaria, siendo esta pequeña parte, los cascabeles, lo  que designará al todo, a los danzadores y a la danza misma.

La utilización de elementos simbólicos mediante sinécdoque suele ser frecuente en los discursos legitimadores de identidades culturales. Sabemos que la identidad opera por contraste en el ámbito de las interacciones sociales objetivando la relación entre el nosotros/ los otros. En los procesos de identificación, los actores sociales aplican la estrategia de escoger entre la variedad de elementos disponibles, aquéllos más peculiares y por los cuales más acertadamente sean identificados. La danza de los cascabeleros en honor a San Juan Bautista es semejante a la vez que diferente a otras de la comarca del Andévalo y de la provincia de Huelva, incluso en el mismo Alosno existen otras danzas y bailes como el Fandango Parao y la Danza de Espadas de San Antonio Abad. Asimismo, la devoción a San Juan está ampliamente extendida y son varias las localidades onubenses donde se festeja. En esta situación de multiplicidad y diversidad, la mejor manera de distinguir esta danza respecto al resto es resaltando aquel elemento que la singulariza, las cascabeleras, que sólo aparecen en este caso.

En Alosno, la Fiesta de San Juan Bautista se celebra cada 24 de junio conmemorando el natalicio del santo, y se establece como jornada festiva local no laborable, con independencia del día de la semana donde se emplace cada año. En otros lugares, si la fecha conmemorativa del patrón o patrona se sitúa entre semana, es habitual desplazar los principales actos festivos al sábado o domingo más próximo con el fin de facilitar la asistencia de los emigrantes desplazados y visitantes. No ocurre así en Alosno. Salvo que el 24 de junio caiga en fin de semana, únicamente será festivo en esta localidad y no en el resto circundante, lo que restringe la presencia de público sin participación ni implicado en la trama simbólica, y hace de San Juan una fiesta fundamentalmente de y para alosneros.

La Hermandad de San Juan Bautista se encarga de la organización de la fiesta, sobre todo de las actividades festivo religiosas. La danza de los cascabeleros y la actuación de los danzadores dependen directamente de esta hermandad, incluso algunos aspectos relativos a la danza y la selección de los cascabeleros se regulan según las pautas detalladas en sus estatutos. Más aún, la junta de gobierno de la hermandad incluye el cargo específico de «Vocal de la Danza», alguien dedicado exclusivamente a todos los temas relacionados con la danza y los cascabeleros, que ejerce como coordinador y mediador entre los danzadores y el resto de directivos de la hermandad.

En Fecha:  7  Febrero 1.987

El 7 de febrero de 1.987 se recibe contestación por correo certificado de la Casa  de su Majestad el Rey
aceptando ambos Monarcas el nombramiento de Honor por esta Hermandad que había acordado en fecha.
Y de esta forma el nuevo nombre de nuestra Hermandad queda así:

Real e Ilustre Hermandad de San Juan Bautista.-

Fecha: 26 Abril 1.993
Se acuerda por unanimidad la salida del Coro de Cascabeleros a Huelva para danzar en la visita de su Santidad El Papa Juan Pablo II, durante la celebración de la Eucaristía que tendrá lugar el día 14 de Junio en la avenida de Andalucía de Huelva.

Maestro de Ceremonias.-
Benito Ponce Pérez

Tambor.-
Diego Ceto Martínez

Coro que danzaron al Papa Juan Pablo 11
Ramón Jesús Díaz Pérez
José Jesús Garfía Macias
José Carrera Martín
Manuel Vázquez Mendoza
José Angel Mendoza Vázquez

Domingo Rodríguez Ponce
Fernando Moreno Vázquez
Alonso Mena Valladares
Ernesto Vergara Carrasco
Francisco Manuel Redondo Santana
Francisco Mendoza Pérez

Francisco Javier Rodríguez Pérez
Manuel María Salguero Catalán
Joaquín Núñez Morón
Fernando Valladares Macarro
Cecilio Vázquez Brito
Santiago Rodríguez Ponce.